Desde niña siempre le he tenido miedo a dos cosas: los payasos y las monjas. Además, siempre he sido una ferviente opositora del la religión organizada, por eso, cuando recibí la carta de cobertura de parte de Grandes Eventos invitando a Trance Líquido a cubrir la presentación de la comedia “Catecismo de Noche con la Hermana Teresa” no dudé en aceptarla. No solo para vencer mi “miedo” a las monjitas sino también para probar mis niveles de tolerancia y aceptación. Así que decidí ir y presenciar con mis propios ojos porqué esta adaptación al español realizada por la actríz Wilma Rivera (proyecto que ha sido presentado en Broadway por muchos años, y que ha sido vista por alrededor de 10 millones de personas en varios países del mundo) está dando tanto de que hablar.
Tan pronto entramos a la Sala de Teatro del Pabellón de las Artes en el Centro de Bellas Artes de Santurce, fuimos transportados a una clásica aula de colegio católico, con su pizarra, sus manzanitas en las paredes, el rosario, el crucifijo y la figura de yeso de la Virgen María en un lugar de honor. Inmediatamente entró el personaje de Wilma Rivera, la Hermana Teresa, era evidente que nos encontrabamos en compañía de una monjita muy pintoresca, cómica y un poco radical. A pesar que el contenido de la obra es básicamente catecismo católico, no sentí urgencia de salir corriendo. Tengo que aceptar que me reí muchísimo con las ocurrencias de Teresa.
Fue una experiencia interactiva donde el público fue la estrella. La Hermana Teresa tiene un enfoque un poco más relajado, informal y original de dar el catecismo a los niños, manteniendo despierto su interés en lo que se discute utilizando la comedia y la picardía sin llegar a lo vulgar. Le recomiendo a los padres de familia, que están criando a sus hijos bajo enseñanzas cristianas, en específico católicas que si tienen la oportunidad vayan con ellos a ver este proyecto. Les aseguro que será una noche para recordar y que sus hijos aprenderán mientras se divierten.